Un punto a favor en la huella ambiental del agro argentino: “El nivel de digitalización es muy bueno”
Uno de los fundadores de Cacta, una joven compañía dedicada a la gestión de certificaciones y trazabilidad, destacó el trabajo que realizan los productores de la zona núcleo. Cada generación emprende de acuerdo a los modelos de su tiempo. Lo que en otras épocas significó largas horas fuera del hogar, a veces durante días o semanas, el mundo globalizado permite combinar distintos modelos productivos. La agroindustria argentina contiene muchas historias de esa índole. De productores agropecuarios que cultivaron el suelo y transmitieron el olor a tierra y el contacto con animales de producción, a jóvenes emprendedores, con el mismo empuje y visión, pero que apuestan por sofisticar esa generación primaria a campo. Cacta es una compañía argentina que siguió esos lineamientos. Fue fundada por José Luis Cebe y Luciano Sambataro, radicados hoy a miles de kilómetros de distancia uno del otro, uno en Tucumán y el otro en Frankfurt, Alemania, pero con la suficiente conexión y entendimiento para manejar los hilos de una empresa que apuesta en grande por la gestión de mediciones ambientales, y su consecuente medición de indicadores. Sambataro dialogó días atrás con Infocampo en el predio de la Sociedad Rural Argentina, en Palermo. Allí, a metros de donde se realizó la Expo Centenario de Hereford, explicó en detalle cuál es el momento de la compañía y la visión del equipo de trabajo de cara a lo que viene. 'Cacta es una empresa que hace un software de medición ambiental. La idea surge hace aproximadamente dos años y medio, cuando me voy a estudiar a Alemania a hacer un doctorado y allí empiezo a entender a fondo de qué se trata la medición medioambiental', comentó Sambataro. CÓMO MEDIR MEJOR LA HUELLA AMBIENTAL -¿Cuáles son las metodologías que existen y el potencial argentino? -El agro es un sector que tiene trayectoria en innovar. Y es más: a medida que desarrollamos esta empresa hicimos el software de medición y nos dimos cuenta que inclusive tiene mucho para mostrar potencial de sustentabilidad. Así es un poco que nace la idea, somos cinco socios. Tenemos un equipo IT en Argentina y nos dedicamos a la medición de impactos ambientales, holísticamente. -¿Qué te atrae del mundo de los productores agropecuarios, ya que por tu carrera académica no te habías lanzado de lleno a eso? -En verdad soy ingeniero civil. Pero la sustentabilidad como tal abarca a todas las industrias y en particular lo que nosotros hacemos, que es aplicar la metodología del análisis de ciclo de vida. Eso tiene un potencial que es aplicable a cualquier industria. Vemos en Europa que en lo que es la industria de la construcción está muy avanzado. -¿Por qué? -Bueno, el cemento como tal siempre estuvo en el foco de la tormenta. Es la industria que representa el 6% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial. Y vimos que en Argentina había un potencial enorme de demostrar. Teníamos la producción del limón en Tucumán y por eso esa visión junto que empezamos a desarrollar y logramos un software que hoy tenemos en el mercado. -¿Cuáles creés que son las responsabilidades que debe un emprendedor sobre su empresa? -Primero, tener en claro la visión, hacia dónde llegar y poner los pilares fundamentales. En nuestro caso la visión era clara: era poder desarrollar una herramienta que realmente genere un cambio positivo, y para eso, se necesita primero medir y saber cuál es el escenario de referencia para después empezar a aplicar prácticas que lleven un modelo de negocio, es un modelo de operación sustentable en el tiempo. Y también la ética de trabajo, ese es uno de los pilares que tenemos como tipo de negocio. -¿Qué tan variado es el campo argentino cuando se lo analiza región por región? -A nivel medición es transversal a todas las zonas, pero lo que vemos es que el nivel de información o cómo está digitalizada la industria agrícola, ya sea para zona núcleo con cultivos extensivos o de especialidad, donde por ejemplo en el Norte es muy alto, los datos están. -¿Qué permite eso? -Automatizar la medición. Es cuestión de transformar esos datos en nuevos indicadores. Vemos que el nivel de generación y digitalización es muy bueno. -¿Cómo creés que será el campo argentino dentro de 10 años? -Creo que las economías que primero están cambiando o requiriendo ya demostrar o medir el impacto de sustentabilidad son aquellas que primero llegan al consumidor. Hoy vemos una demanda en Europa muy creciente de lo que es la trazabilidad y la medición de cada vez más indicadores. Esto que empezó con la huella de carbono y la huella hídrica es un tema muy importante. Esa agenda que en Europa se dio a través de la Ley Climática y el 'Pacto verde' ya se volcó a la Argentina, y en muy poco tiempo. -¿Cómo se adaptan las empresas? -Vemos un cambio de lo que es el principio de año con el fin de año, en el sentido de que las empresas ya necesitan empezar a medir. Por eso creo que de acá 10 años esto ya va a ser no sólo la realidad y va a ser una razón por la cual uno no pueda entrar a mercados. -Estás viviendo en Europa. ¿Con qué te estás encontrando cada vez que salís a campo allá? –Allá las regulaciones son obviamente más fuertes en lo que es el tema de sustentabilidad. Sin embargo, acá tenemos el potencial de que las prácticas suelen ser muy amistosas con el medio ambiente. En siembra directa somos pioneros y tenemos ese potencial de demostrar y competir en términos, no sólo productivos, sino también de demostrar que nuestra manera de tratar el campo es más sustentable. Nos estamos dando cuenta que lo estamos haciendo bien y es un motivo más para estar orgullosos.